Calambres por carencias nutricionales
Los calambres se producen por la carencia de oxígeno en algún músculo que es forzado a trabajar duramente. Pero también pueden presentase en deportistas bien entrenados y en personas que no trabajan hasta el agotamiento.
Cuando esto sucede se debe a un desequilibrio de sales minerales, ya sea por exceso o por deficiencia siendo las principales el calcio, el sodio o el potasio.
El problema se presenta porque unos niveles inadecuados de minerales permiten la concentración de los músculos, pero no su relajación. Al contraerse un músculo, se descarga potasio en los tejidos que lo rodean dilatando las arterias cercanas a ellos. Cuando falta potasio, las arterias no pueden llevar a las células el oxígeno suficiente. Además el potasio, junto con otros minerales, influye en la capacidad de resistencia muscular al esfuerzo físico y se considera fundamental para que los músculos asimilen los azúcares, su mayor fuente de energía. Su falta ocasiona la contracción súbita de los músculos, y los calambres.
El calcio y el magnesio realizan labores complementarias para el buen estado de los músculos y el esqueleto. La deficiencia en el primero debilita y adelgaza la masa ósea, haciendo que las personas que sufren carencias presenten calambres frecuentes, dolores y a veces llagar a las fracturas óseas.
Hay que tener en cuenta que los niveles normales de estos minerales en ocasiones se ven afectados por las variaciones hormonales y en determinadas etapas de la vida. Durante los embarazos hay tendencia a los calambres por falta de calcio y magnesio.
El sodio se elimina en grandes cantidades por medio del sudor, pero gracias a que la dieta moderna es rica en ese mineral, no suelen originarse carencias tan grandes que ocasionen calambres. De todas maneras es necesario vigilarlo si se está bajo tratamiento de hipertensión o se realiza mucho ejercicio en épocas de calor.
Una alimentación equilibrada es la mejor forma de evitar las carencias nutricionales. Las verduras y frutas frescas, posee potasio y el calcio, se encuentra en la leche, tortilla y productos lácteos, los frutos secos, las zanahorias, espinacas, cebollas y papas. El magnesio, que favorece el equilibrio de calcio y es fundamental en la contracción normal de los músculos, se encuentra también en la leche y sus derivados, en los frutos secos, acelgas, lechugas, espinacas, cereales integrales y algunas frutas como los plátanos o las frambuesas.