Farmacogenética, tratamiento de trastornos psiquiátricos
La farmacogenética es una disciplina científica que está suponiendo un gran avance en el tratamiento de enfermedades psiquiátricas, ya que permite conocer la respuesta que los pacientes van a tener ante un fármaco determinado, sabiendo antes de administrársela como le va a afectar, pudiendo crearse tratamientos personalizados con grandes garantías de éxito.
Hasta ahora solo 1 paciente de cada 3 (personas con epilepsia, trastorno bipolar, esquizofrenia y depresión entre otros…) recibía de forma satisfactoria al tratamiento. Esto se debe a que un mismo medicamento produce distintos efectos en función de la persona que lo toma.
Parte de esas diferencias se deben a factores genéticos, por lo que la farmacogenética valora esas características propias del individuo para saber qué medicamento le funcionará mejor.
Y esto es muy importante ya que se cree que entre un 40 y un 50% de estos pacientes no responden del modo más deseado al tratamiento, abandonándolo y perdiendo la confianza en su recuperación, bajando su estado de ánimo.
Como se realiza la prueba
El test, llamado Neurofarmagen, ha sido diseñado recientemente por una compañía puntera en investigación biotecnológica, y consiste en realizar un análisis genético a partir de la saliva del paciente.
El test farmagenético mide alrededor de 100 variables y estudia 53 genes que tienen que ver con el sistema nervioso central, con la psiquiatría y con la neurología. Con esa información elabora un mapeo con los 35 fármacos más utilizados en esta especialidad, seleccionando con una mayor seguridad el medicamento más adecuado para el paciente según sus características genéticas. Al no modificarse nunca la genética esos resultados serán validos para siempre.
A quienes va dirigido
Los pacientes a quienes se les recomienda son los que padecen el 80% de los trastornos neurológicos y psiquiátricos: depresión, trastorno bipolar, epilepsia y esquizofrenia.
Lo malo es que es todavía una prueba de difícil acceso a cualquier persona ya que su coste es muy elevado, a pesar de que economiza en tiempo y anticipa los efectos adversos.
De momento sólo se oferta en la sanidad privada y a situaciones donde ya ha habido bastantes fracasos terapéuticos y el paciente presenta un cuadro depresivo con escasos resultados. También aquellos pacientes con mala tolerancia a los fármacos en general, a los que deben hacer tratamientos de larga duración y que buscan medicamentos con pocos efectos secundarios, y también para pacientes polimedicados que pueden producir interferencias farmacológicas entre distintas sustancias.