Robo de bebes y pruebas de ADN para identificar a los familiares
El 16 de octubre de 2008, el juez Baltasar Garzón denunció que en España miles de niños han crecido en una familia que no era la suya. Sus verdaderos padres fueron castigados políticamente por una dictadura que a los que permitió vivir, les quitó lo que más querían: sus hijos.
Anadir, Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares ha presentado ante la fiscalía una denuncia conjunta de 261 adopciones irregulares desde la década de 1950 hasta la de 1980, aunque huye de cualquier vinculación con la causa abierta por Garzón. Apenas un mes después de la denuncia, Anadir contaba ya con casi 500 demandas más.
El abogado de Anadir, Enrique Vila, comenta que “No existe la represión política en nuestros casos. No les importaba el origen de la familia. Obviamente no le robaban un niño a un Guardia Civil, pero aunque admito que el origen del mal puede estar en el robo a las reclusas, pasados los años se convirtió en un vil negocio”.
Antonio Barroso, presidente de Anadir, descubrió con 38 años que había sido un niño comprado en una adopción por 200.000 pesetas. Como él, cientos de niños fueron robados y vendidos, creyendo ser hijos biológicos de sus padres. Años después, comienzan a confirmar sus sospechas buscando pistas que les lleven a sus raíces. Madres que buscan a sus hijos, hijos que buscan a sus madres, hermanos que buscan hermanos…
¿Quién está detrás de esta red de tráfico de niños? Los afectados no lo dudan: una red de médicos, enfermeras, comadronas, religiosos y funcionarios que se lucró de la venta de estos niños robados.
Los afectados comentan que no van a parar. Si los jueces de España dicen que el caso ha prescrito, lo llevarán a Estrasburgo porque el secuestro de un menor no prescribe.
De momento hay padres que están confesando y también ha hablado una intermediaria que trabajaba para una red entre Melilla y Valencia, que entregaba a los niños en parques o bares por hasta 300.000 pesetas. Según ella no se quedaba nada, a cambio sólo le regalaban unos calcetines para sus hijas.
En mayo del 2011, el centro de cultura de Catarroja (Valencia) acogía un encuentro de afectados por el robo de bebés. Unos 200 ciudadanos de Aragón, Murcia y la Comunidad Valenciana se reunieron para exponer sus casos, marcar coincidencias… Muchos de ellos se sometieron, además, a una prueba de ADN.
Entre los diferentes testimonios, la pérdida del bebé más o menos seguía un patrón. La madre daba a luz en una clínica o un hospital, la comadrona, monja o asistente se lo llevaba y, al rato, volvía diciendo que había muerto. Los padres no solían volver a ver al bebé, ni siquiera antes de enterrarlo. El hospital o la clínica se ocupaba de todo y los afectados tan solo podían observar y creerse la información que recibían.
Muchos de los bebés, seguramente murieron de verdad, desgraciadamente. Pero aquellas familias que hoy dudan pueden denunciar el caso a la fiscalía paso así conseguir la información que tanto tiempo cuesta a los particulares.
Así, la mayoría de los que acudieron a Catarroja pasaron por la prueba de ADN. Unos 110 dieron su saliva con la esperanza de que sus familiares ocultos tengan la misma idea, ya que es la única manera de poder averiguar los verdaderos lazos genéticos.
Cagt realiza pruebas de maternidad para establecer los diferentes lazos de parentesco.