Parejas estables se contagian malos hábitos
Las parejas estables tienden a contagiarse los malos hábitos, como fumar, comer mal o la falta de ejercicio, según un estudio divulgado por la Universidad de Cincinnati, en Estados Unidos.
El estudio lo dirigió la profesora de sociología Corinne Reczek, y sus conclusiones contradicen la creencia popular de que “para bien o para mal, en salud o enfermedad” la vida en pareja estable contribuye a reducir los malos hábitos y promueve tanto una dieta mejor como los controles médicos regulares.
Durante el estudio se encuestaron a 122 personas en vida de pareja por períodos que iban de 8 a 52 años. De ellas, 31 eran parejas heterosexuales que convivían o estaban casadas; 15 eran parejas de hombres homosexuales y otras 15 eran parejas lesbianas.
La edad de promedio para las primeras era de 53; para las parejas de hombres homosexuales de 49 años y para las parejas de mujeres homosexuales de 43 años. El promedio de tiempo de relación era de 25 años para las parejas heterosexuales, 21 años para los hombres homosexuales y 14 años para las mujeres homosexuales.
A los participantes se les preguntó, individualmente, sobre hábitos como el fumar, el consumo de alcohol, las dietas, los patrones de sueño y descanso, los hábitos de ejercicio y otras prácticas de salud.
Reczek indicó que los hábitos insalubres se promueven dentro de estas relaciones íntimas y de largo plazo debido a la mala influencia directa de una de las personas, ya que los individuos convergen en los hábitos de salud a lo largo del curso de su relación porque los malos hábitos de un individuo promueven directamente los hábitos insalubres del otro.
Es decir, puede que uno de los integrantes no incurra por sí mismo en una costumbre que considere poco sana pero “cuando su inclinación por tal hábito se junta con la de su pareja, ambos comparten el hábito insalubre”, según Corinne Reczek.
Y es que en vez de ayudar a la pareja a dejar ese mal hábito, algunos encuestados comunicaron que cuando observan que su pareja incurre en un hábito insano, no intentan cambiarlo convirtiéndose en cómplices de la costumbre insalubre de su pareja.