La infidelidad podría tener causas genéticas
El gen DRD4 es el encargado de producir dopamina en el cerebro, una de las hormonas que representan químicamente el placer, ya que posee la función de suministrar refuerzo para alentarnos a llevar a cabo determinadas actividades, y responsable además del juego y otras adicciones.
Según un estudio de la Universidad de Binghamton, podría estar relacionado también con la infidelidad. La posibilidad de relacionar la propensión al adulterio con la herencia genética motivó que varios científicos de la Universidad de Nueva York investigaran el asunto.
Con muestras del ADN de doscientos voluntarios, los resultados determinaron que aquellos que tenían una variación en el gen DRD4, llamada 7R+, habían sido más infieles en su vida. La mitad de las personas que tenían esta variación dijeron que eran habitualmente infieles, en comparación con el 22% de los que lo eran sin sufrir esta variación.
Otros datos determinaron que no hay diferencia genética entre hombres y mujeres a la hora de ser infieles, ya que la variación 7R+ se encontró en un 23% de mujeres y en un 26% de hombres.
Sin embargo, los estudios solo determinan una relación asociativa entre nuestros genes y nuestra capacidad de ser fieles, pero no una relación de causa y efecto, solo es uno más de los factores que empujan a buscar una satisfacción que no encontramos en la relación.